El extraño color de su plumaje
y su estridente grito «skaak-skaak» hacen del Arrendajo un ave visible
durante la mayor parte del año. En la época de cría es más silencioso y
es difícil verlo cuando se escurre de rama en rama bajo una densa
cubierta de hojas.
Los arrendajos están mucho más ligados a los bosques
que la mayoría de los otros córvidos españoles; pueden encontrarse
también en parques urbanos, pero raramente se ven lejos de árboles. En
verano prefieren bosques abiertos con sotos altos y en invierno parecen
depender principalmente de frondosas, durante las semanas en que el
alimento es escaso. En otoño cogen bellotas y las entierran; más tarde,
durante el mal tiempo, vuelven a comer a sus escondidos depósitos.
Al principio de la primavera los arrendajos se tornan
aves sociales, reuniéndose en ceremonias en las que se persiguen uno a
otro con lentos batidos de alas. En otras épocas fuera de la de cría se
desplazan en parejas o en pequeñas partidas.
Además de su característico grito, poseen un amplio
vocabulario, que incluye un sonoro y resonante «quiu» y un sonido como
cloqueante que puede ser imitación del de la urraca.
Identificación:
Plumaje rosa pardusco; cobertoras alares
azules con barras negras; plumas del píleo
blancas y negras; obispillo
blanco visible en vuelo; sexos iguales.
Nidificación:
Ambos sexos construyen nido de ramas, revestido de raicillas y pelos, en
arbusto o árbol, entre 1 y 6 metros de altura; pone, en abril-junio, de
3 a 6 huevos, teñidos de verde con moteado pardo oliváceo; incubación,
sólo por la hembra, unos 16 días; los pollos, cebados por ambos padres,
dejan el nido tras unos 20 días.
Alimentación:
Bellotas; huevos y pequeñas aves; insectos y larvas en primavera y
verano; ocasionalmente gusanos, ratones y lagartos.
Hábitat:
Bosques. Texto extraído de la web: www.pajaricos.es
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