Si el Petirrojo es conocido por
todos, el Ruiseñor Pechiazul permanece totalmente ignorado, incluso en
las zonas donde se reproduce y donde los machos cantan en primavera,
posados a descubierto o en vuelo nupcial. Busca su alimento en tierra,
corriendo igual que un ratón bajo la densa cobertura vegetal, picoteando
algún animalillo.
Cuando se tiene la suerte de sorprender a este pájaro
en terreno descubierto, es un regalo para la vista: la pechera del macho
está adornada de colores centelleantes sumamente bellos. La hembra, sin
embargo, no posee esta bonita apariencia y lleva una vida más discreta.
En España vive generalmente en las montañas o en
lugares relativamente cercanos al agua durante la época de nidificación.
Suele anidar en matorral denso de piornos, en el Sistema Central y las
montañas del norte, a una altura aproximadamente de 2.000 metros sobre
el nivel del mar. De las dos subespecies que se distinguen en el
Ruiseñor Pechiazul, en España cría la que tiene medalla blanca; sin
embargo, muchos machos reproductores carecen de ella, apareciendo la
mancha totalmente azul. No obstante, durante la migración otoñal y
primaveral, pueden verse las dos subespecies.
Identificación:
Partes superiores y rectrices
medianas pardo oscuras; lista superciliar
crema; cola rojiza terminada por una banda pardo oscuro; macho con
pechera azul vivo, bordeada de negro y rojizo, y en su centro mancha
blanca o rojiza, que puede faltar; hembra con garganta blanca y collar
negro.
Nidificación:
Nido, construido por la hembra, en tierra, muy oculto, o en cavidad, de
hierbas secas, raicillas, musgo, hojas secas; puesta, de abril a junio,
de 5 a 6 huevos gris verdoso con manchas pardo rojizas; incubación, por
la hembra, unos 15 días; los pollos abandonan el nido antes de volar;
dos crías.
Alimentación:
Insectos, pequeños moluscos, gusanos; a veces bayas.
Texto extraído de la web: www.pajaricos.es